Tener a tu pareja en un "Pedestal" impide ver quien es realmente

La idealización es a menudo uno de esos virus silenciosos. 


Un veneno capaz de terminar con cualquier relación de manera lenta, al tiempo que genera una buena dosis de sufrimiento, tanto para el idealizador como para el idealizado.


Pareja juntos


La sensación de conectar con alguien es tan gratificante que puede llegar a cegarnos. La felicidad que experimentamos en ciertos vínculos emocionales, y con nuestras propias carencias y anhelos, puede llevarnos a cambiar la imagen que tenemos de ciertas personas. Sin embargo, tener al otro en un pedestal es peligroso.


Uno de los grandes problemas de la idealización es que puede generar sumisión. Si el otro tiene un criterio perfecto, todo lo que diga o disponga deberá ser ley, anclaje, punto de seguridad. Idealizar a la pareja puede llevarnos también a centrarnos de forma excesiva y exclusiva en ella, dejando de lado otras áreas y aspectos importantes de nuestra vida.


La persona idealizada también sufre: Paradójicamente, quien es idealizado también sufre, ya que carga en sus espaldas con las expectativas de su pareja, con la tarea de completarla y hacerla feliz. De este modo, puede sentir que su compañero no lo conoce realmente o que difícilmente va a ser un estímulo para crecer.


Para dejar de tener al otro en un pedestal...


Comienza por quitarte los velos, trata de analizar las situaciones, las conversaciones y los actos de cada persona de forma objetiva.


Pregúntate qué piensas tú realmente y no temas discrepar, no temas que alguno de los rasgos o actitudes del otro te desagraden o te parezcan mejorables. Si lo amas, permítele cometer errores y comienza a verle como un ser humano de carne y hueso.


Del mismo modo, empieza por empoderarte. Muchas veces lo que nos despierta admiración y fascinación al verlo en otros es justo lo que desearíamos para nosotros mismos. Entonces, trabaja en ti, moldéate, sánate y conviértete en tu mejor versión.

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