Cuando estamos solas...

Cómo afecta la soledad al cerebro es una cuestión muy estudiada y que cuenta con un elenco de respuestas muy interesante.




Alteraciones en la red neuronal por defecto

Los estudios parecen apuntar a que las principales alteraciones se producen en la denominada red neuronal por defecto (RND): un conjunto de regiones cerebrales activas cuando el cerebro se centra en recuerdos, divagaciones y ensoñaciones.


La sustancia gris de estas áreas presentaba mayor volumen en las personas solitarias. La pregunta es si este correlato fisiológico es una causa o un efecto; es decir, este volumen es lo que hace que sean más solitarias o el hecho de que sean más solitarias es lo que hace que el volumen aumente. Las conexiones entre las neuronas que conectan los distintos núcleos de la RND también resultaron ser más fuertes.


En cuanto a la sustancia blanca, la soledad correlacionó con cambios en el fórnix -las fibras nerviosas que comunican el hipocampo con la RND-. Concretamente, esta estructura estaba mejor preservada en pacientes privados de compañía que en los acompañados.


Sobre estos resultados, los autores postularon que, en situación de soledad, los individuos usan en mayor medida su imaginación, las memorias pasadas y las fantasías sobre otras personas. Esto está mediado por la red neuronal por defecto y, además, la solidez de estas estructuras se retroalimenta con su propia actividad.


Cambios en la arquitectura cerebral

La estructura cerebral también se ve afectada. En un estudio realizado en ratones, se les provocaba un aislamiento social y sensorial tras haber sido criados en grandes grupos. Los resultados mostraron que la soledad provocó grandes cambios en la arquitectura cerebral de estos animales: se observó una disminución en las neuronas y los problemas asociados a los factores de crecimiento de estas.


Estos cambios fueron especialmente evidentes en la corteza sensorial, encargada de procesar los estímulos externos. La otra región fuertemente afectada fue la corteza motora, lo que explicaba la parálisis de los ratones aislados ante estímulos amenazantes. Los roedores que pudieron quedarse en compañía de congéneres tendían más a la huida y se recuperaban antes del susto.


Aunque es difícil de generalizar a humanos, estos resultados concuerdan con resultados de investigaciones previas que sugieren que la soledad puede ocasionar psicosis, demencia o ansiedad.


Cambios emocionales

La última gran afectación del aislamiento social es la acumulación de una sustancia química concreta en el cerebro, llamada taquicinina 2.


Este estudio, llevado a cabo con roedores, mostraba que la soledad provocaba mayor liberación de este neuropéptido y con él aumentaban la agresividad y la hipersensibilidad a estímulos amenazantes. Estos resultados se reforzaron al ver que se eliminaba el miedo con la supresión del gen que produce la taquicinina en la amígdala. Por otro lado, si se suprimía el gen en el hipotálamo, se eliminaba la agresión.


Como has comprobado, la soledad no solo comporta cambios emocionales como el miedo, la hipersensibilidad y la tristeza. Las modificaciones que sufren las estructuras cerebrales afectan a muchas áreas de la mente, por lo que estos expertos recomiendan cuidar las relaciones sociales. Un círculo social sano puede ser un factor de protección para dolencias muy arraigadas en la sociedad.


Otras curiosidades de la soledad

Un aspecto positivo de la soledad es que se ha detectado que las personas en esta condición suelen ser más empáticas que los demás. Tienen una gran capacidad para comprender el sufrimiento de otras personas y experimentan una solidaridad natural con quienes sufren. Así que suelen ser mucho mejores amigos que quienes son más sociables.


Y aunque la soledad tiene mala prensa, lo cierto es que el 41 % de las personas piensan que esta condición tiene varios aspectos positivos, como lo indica el primer estudio que citamos. Uno de esos elementos positivos es que facilita la introspección y permite una mayor conexión con uno mismo. De igual manera, las personas solitarias están más preparadas para establecer vínculos significativos con los demás, si tienen la oportunidad.


Los datos disponibles indican que las personas que eligen estar solas son más coherentes en la toma de decisiones, más tranquilas y saben marcar mejor los límites con los demás. Así mismo, juzgan menos a los otros y son más leales. La soledad elegida es para muchos un sinónimo de libertad y de autonomía.

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