Tengo algunos recuerdos que no son míos, pero son de mis padres

Un estudio demuestra que la memoria genética transmite recuerdos de padres a hijos.

ilustracion pensamientos


Un reciente estudio ha confirmado que estos recuerdos no se borran con el paso de las generaciones, y las experiencias de nuestros antepasados se recrean en todos sus descendientes, independientemente de las generaciones intermedias. Ha esto se le conoce como epigenética.


Se sabe bien que de los padres se heredan infinidad de características debido a los 23 cromosomas que aportan para generar la célula que desarrollará la vida. Se recibe, por ejemplo, el temperamento y, en algunos casos, cierta variabilidad cromosómica que culmine en un síndrome. Pero la ciencia estudia la posibilidad de que sean los recuerdos los que pasen de una generación a otra.


Nuestro genoma tiene un sistema que almacena recuerdos, y dichos recuerdos pueden llegar a afectarnos físicamente a la hora de afrontar enfermedades o situaciones extremas.


La epigenética se define como el estudio de los mecanismos que regulan la expresión de los genes sin una modificación en la secuencia del ADN.


“Cuando escucho música de 1900, viene a mi cabeza recuerdos que nunca los he vivido, pero las sensaciones que tengo al escuchar la música me hacen pensar que sí”


La revista "Nature" publicó un artículo donde se expone una investigación realizada por Bryan Dias y Kerry Ressler (Universidad de Atlanta, Georgia) en la que la pregunta inicial era si la vida de los antepasados, sus vicios o su participación en la guerra, tendría efectos claros en las posteriores generaciones.


ilustracion cabello moviendo


La epigenética nació en la década de los 90 a partir de la pregunta: ¿Existe una conexión entre las reacciones químicas que regulan la expresión de los genes y los mecanismos por los cuales se instalan los recuerdos en la memoria? Sus pioneros son el neurólogo Michael Meaney y el genetista Moshe Szyf. Se pretende explicar que se pueden heredar ciertos rasgos sin que se modifique el ADN.


Después de todo, un ave que ha crecido en aislamiento, hará un nido sin que nadie se lo haya enseñado cuando esté a punto de empollar.


La epigenética aún tiene un largo camino por recorrer, y aunque no ha determinado si pueda recordarse a cabalidad un hecho vivido por los antepasados, da luces de que, por lo menos, las respuestas de los estímulos establecidos en generaciones anteriores pueden presentarse iguales en sus descendientes.


recuerdos geneticos


Las herencias, siguen estando ahí, decidiendo, inconscientemente, por nosotros.

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