Se levantó con la esperanza de arreglar los problemas, no durmió, no pensó en nada más que en solucionar lo que nunca pensó, ya estaba perdido.
Sus ojos ya han estado cubiertos de lagrimas ya mucho tiempo atrás, despierta antes de que amanezca, pensó en solucionar algo que ella no había roto.
Con ataques de pánico, insomnio y una tristeza profunda tuvo la fuerza de seguir luchando. Pero no, no es suficiente luchar cuando solo lo hace uno de los dos.
Se habla mucho de que hay belleza en el dolor, pero ¿Qué belleza? si lo único que se escucha es como se rompe el corazón, como toda el agua que tienes en tu cuerpo, sale sin control por tus ojos y tus pensamientos son aquellos que piensas nunca acabaran.
Ella pensó que al momento de que dejara la puerta abierta para que que el monstruo se fuera, todo ese dolor acabaría. Pero no fue así, lo que ella no sabia es que había dejado huellas, que cada día al tratar de olvidar los veía en paredes, muebles y alfombras.
Todos los días se encuentra con miedo y pánico, la soledad la derrumba, ese amor le destruyó todo.
Es así, su corazón roto pero tu contento, feliz de por fin salir corriendo del lugar donde ya no alimentaban tu ego, donde ya no podías consumir más, donde ya no tenías porque ser responsable.
Un día después de tanta tormenta, se despertó, se vio al espejo y en ella llegaba la sensación de que se quería un poco mas. Su dolor no dejaba ver lo libre y la paz que tenía encima.
Todo ese dolor que tuvo al principio iba desapareciendo poco a poco y gracias a ella y al valor de dejar ir amores baratos aprendió que después del dolor se encuentra la belleza, la belleza de romperse y nacer de nuevo.
Ella ese día se transformó, cambió, se renovó, pero al menos tu estas feliz.
