Hemos normalizado tener dudas constantes cuando estamos conociendo a alguien, que hemos aceptado los daños que estos nos producen.
También hemos normalizado soportar el miedo que nos produce preguntar a la otra persona que siente, si sus sentimientos son recíprocos, si quiere estar con nosotros... Y no es miedo a que la respuesta no sea la que nosotros queremos, es el miedo que da pensar que igual hablar de sentimientos con claridad agobia a la otra persona, y ésta huirá despavorida de nosotros.
Y ahí cuando la mezcla de las dudas que nuestro corazón necesita despejarse y los escenarios ficticios que tu cabeza ha comenzado a crear hacen que nuestra estabilidad emocional se deteriore y la ansiedad aparece de lleno.
Ya está, le has abierto la puerta de par en par, desde ese momento la ansiedad te controla, las dudas se multiplican y la sensación de angustia que te producen dichas dudas incremente de forma exponencial.
La ideal hubiera sido anticiparse a esto, y escuchar las señales que nuestro cuerpo nos estaba enviando (si, los leves síntomas de ansiedad) pero ya estamos inmersos en esa tormenta de caos que es nuestra cabeza cuando dejamos que la ansiedad tome el control de nuestras emociones.
Paul Stankart
Empezamos asi ese caminito a través del insomnio, el malestar, ese nudo en el pecho aun nos ahoga... Una parálisis emocional en todo, en la que no sabes como actuar, porque sabes que no te hace ningún bien soportar eso (ni lo mereces) pero tampoco quieres dejar escapar a esa persona.
Llegados a este punto es cuando te preguntas ¿qué he hecho mal? Pues bien has actuado con sinceridad y has hecho lo que tu corazón te pedía, no hay mucho más que ver, excepto por un detalle: has ignorado las señales.
No solo tus señales, sino las que te enviaba la otra persona. Seguramente estabas ante una persona que le costaba mostrar sus sentimientos, que le agobiaba hablar de que eras, que intentaba esquivar ciertos temas, que le daba un giro a la conversacion cuando tu intentabas que se sincerara contigo, que siempre apelaba a que las cosas tiene que fluir, que un dia te dice una cosa y mañana otra , que no te dice que no, pero tampoco te dice que si...
La realidad es que hay personas que no están disponibles emocionalmente, bien sea porque tienen traumas no curados de relaciones pasadas, porque su apego es evasivo, porque carecen de responsabilidad afectiva... hay infinidad de motivos que pueden llevar a una persona a comportarse así.
Pero sea cual sea el motivo por el que esta persona no da el paso contigo, a ti no te compensa esa situación, porque las personas con dudas aunque pretendan no hacernos daños, te acaban haciéndolo. Aprende de estas situaciones y escucha señales.
Recuerda siempre: "No te mereces ser la duda de nadie, ni te mereces vivir en un estado de incertidumbre permanente, porque literalmente, hay dudas que enferman".