Hay veces que el amor maduro dura para toda la vida hasta nuestra vejez, y otras donde ese amor maduro no llega y la relación se termina tras el amor romántico. Esta sería la fase más verdadera de la relación.
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Ya te conoces perfectamente y has tenido que construirlo poco a poco para que el respeto y el rencor no afecten en el camino. De esta manera, el cariño, lealtad y sinceridad cobran mucho poder.
Pensar que el amor maduro es tener a una persona por tenerla a nuestro lado durante toda la vida es un error. No se trata de estar una persona porque nos viene bien, porque nos ayuda o porque es el padre de nuestros hijos.
El amor maduro es el que hemos elegido para acompañarnos, no porque le necesitemos, ni porque sea un adorno en nuestra vida, sino porque queremos que siga ahí acompañándonos y amándonos. Sin embargo, debes ser consciente que todo camino tiene sus baches y que nunca será como el principio de la relación. Ya no estamos ni en el amor romántico, ni en el enamoramiento.
Unas de las principales características del amor maduro son las siguientes:
- Admiración: Admirar quiere decir respetarse y valorar, ya sean los talentos como la forma de ser de la persona que comparte su vida con nosotros.
- Dificultades: Toda persona viene con una mochila sentimental de anteriores relaciones y temores. Estas emociones implican una exposición a miedos de “¿volverá a ocurrirme?” con otra persona que deberemos superar para hacer la relación mucho más fuerte.
- Comunicación: Hablar, escucharse y respetarse mutuamente según las opiniones y pensamientos de cada uno es importante para poder ir en la misma dirección.
- No es perfecto: No es un amor ideal, ni un cuento de hadas, pero te hace feliz y es lo que más te importa.
- No intenta hacerte daño: Mentir o manipular son términos que quedan fuera de esa relación de pareja.
Fuente: www.mundopsicologos.com