El problema del “amor propio”

El problema del “amor propio” es que aunque muchos lo ven como un sentimiento, son en realidad acciones de cuidado que se emprenden consigo mismo.


Su dificultad reside en que raramente nos enseñan a cuidar de nosotros, básicamente nos crían diciéndonos que siempre habrá alguien allí para cuidarnos.



dependencia


No nos crían para ser independientes sino para saber estar en una relación. Comúnmente se nos dice que debemos ser “buenos” para que nos quieran, y nos venden eso de una forma autoegoísta donde ser “bueno” significa no pensar en nosotros sino solo en los demás.


Y así se nos va la vida, creyendo que amar conlleva sacrificio, que sólo importa cómo damos a los demás y que de lo nuestro se encargará la pareja. Así vamos introduciéndonos a relaciones donde creemos que existimos para alguien y ese alguien para nosotros. Se deposita el futuro de la relación en convertirse en una familia, trayendo hijos a los cuales probablemente se les enseñará lo mismo.


Muchos se preguntan por qué es tan difícil para ellos practicar el amor propio, pero el problema es que jamás les enseñaron cómo era amarse y jamás se han cuestionado la necesidad de hacerlo. Paradójicamente muchos se acuerdan del amor propio en medio de una ruptura.


dependencia
sakoasko


Otro detalles es que cómo se crece con esta visión tan autoegoísta del amor, se cree que practicar el amor propio es un extremo radical y es allí donde muchos creen que siendo egoístas están amándose, cuando en realidad tampoco es así. Sin duda el mayor problema con esto es que la ejecución se ve entorpecida porque nunca se cuestiona el concepto de amor con el que crecimos, solo se replica lo aprendido sin revisar qué tan sano o funcional es.


No olvides guardar este pin en tu Pinterest


¿Qué hacer? Revisarlo, identificar lo disfuncional, y aprender formas más sanas o funcionales de amar y amarnos, de lo contrario seguiremos en el mismo patrón toda la vida. Al incorporar nueva información identificamos más formas en que podemos actuar o relacionarnos.


Fuente: instagram/soyhumanologo
Psic. Jonathan Olivera
Ilustración de @sakoasko
Artículo Anterior Artículo Siguiente