Solo fui aquel pañuelo de tu bolsillo, para limpiar tu soledad

Todo parecía bello a tu lado, pensaba que mi presencia era importante para ti. Que era aquella persona que había ayudado a curar las heridas que alguna vez te dejaron.


Siempre pasamos juntos, y hacíamos cosas que nos gustaban. Con el tiempo comencé a ver tus miedos profundos y estuve ahí, apoyándote, queriéndote y comprendiendo porque me lastimaba verte así, de triste, deprimido y siempre con debilidades.


Intenté muchas veces que vieras que eres importante, que podías hacer cosas realmente grandes. Que lo que pensabas de los demás no era cierto, que si habían personas que te querían y te apoyarían, pero nunca quisiste verlo. 



Hasta que el destino nos separó, trabajos a distancia, me preocupé más por mi, por mi bienestar, dándome cuenta que estaba dejando de lado cosas increíbles por estar pendiente de ti, ya casi no nos veíamos y fue ahí cuando me di cuenta lo importante que era para ti. Porque resultaba que llamar la atención de otras personas fomentaba más felicidad en ti. Y ya desde mucho que te alejaste.


Llegó el día que tuviste que dañar mi corazón de la forma más cobarde. No fue una salida madura, lo que trataste de hacer, fue lastimarme, por ser diferente a ti y no aceptar tus ideas locas de pareja, y así fue.


No te miento, sufrí demasiado, pero día a día trate de estar de pie, muchas veces obligándome a levantarme de cama. Y agradezco infinitamente a personas que estuvieron ahí conmigo.


Ya no me tenías 100% a tu lado, ya no tenías a tu pañuelo para utilizar y limpiar tus miedos diarios. Y es loco pensar que no te gustó verme bien, pero así fue. Inmediatamente que resultó que yo ya estaba mejorando, volviste. Es por eso que con lagrimas y nuevos sueños volviste a mí. Prometiendo que lo lograríamos, y que te sentías super solo. Explicándome que realmente no entendías porque te habías alejado de mi. Esperando una oportunidad.


Creo en sí, que me volví a ilusionar un poco, pero ya tenía mis pies mas cerca de la tierra que del cielo, muchas veces rechace tus salidas, no contestaba de manera adecuada tus mensajes y pues, quien te suelta una vez, es difícil confiar en esas manos. Pero sé, que trate muchas veces de ayudarte, aún sabiendo todo lo que hiciste y dijiste para hundirme, para humillarme. Igual te ayudé, para que salgas de ese vacío que decías que sentías, por estar solo. Y lo que hice fue más por mi que por ti.


Sabía que, al estar solo sin ayuda, sin poder agotar a alguien con tus excusas, te sentías atrapado, así que buscabas y buscabas quien caiga en tu trampa. Te urgía buscar quien te ayude día a día con tus problemas existenciales, con tus miedos, con tus inseguridades. Y fue así cuando encontraste a la indicada.


mujer de colores

Cuando me enteré, inmediatamente te refuté, pero fue en el momento; porque ser claros, y como dije, estaba un poco ilusionada. Pero con el pasar del tiempo, con ayuda de profesionales, de amigos y de mi madre, pude darme cuenta de que estar tristes por alguien que realmente no nos ha querido es una perdedera de tiempo.


Y es así como te deseo que de verdad cures tus heridas, porque solo alguien que no las ha tratado de curar, que no ha pensado en mejorar su salud mental y que evade sus responsabilidades, hiera de esa manera. Yo por mi parte estoy más clara, gracias a profesionales de que tipo de personas me debo cuidar.


Si, en su tiempo y hace mucho, dolió saber y de enterarme que solo fui ese pañuelito para secar tus lagrimas, solo eso. Ir a terapia no es tan malo como lo pintan.

Artículo Anterior Artículo Siguiente