Estar con alguien que solo vive de inseguridades, miedos y vacíos, que todavía no ha podido nutrir a lo largo de su vida todos sus pensamientos negativos, es como dispararse a uno misma.
Porque quien no sabe lo que quiere, te hiere y juega un juego de inmadurez y de irresponsabilidad hasta el momento que se lo permites.
Cuando iniciamos una relación, lo que esperamos es una compañía madura, un amante valioso y feliz, capaces de construir un hogar pleno, lleno de confianza y tranquilidad.
Esa inseguridad que tiene las personas que no saben que quieren, muchas veces suele ser atractiva para la mujer, esa vulnerabilidad, o cuando admiten sus temores y dudas. Nos resulta pensar que podemos cambiar, intentando demostrar como las autenticas salvadoras.
Pero de algo que debes estar segura es que ninguna mujer debe ir como una salvadora, no somos centros de rehabilitación, aun más de personas que no quieren ser ayudadas.
Y esto tiene una explicación sencilla, no podemos cambiar la manera de pensar de una persona de un día para otro, ni siquiera si hemos intentado por muchos años, porque el cambio viene de uno mismo, así que el mismo dueño de sus terrenos de inseguridades tiene esa valiosa labor, no alguien más.